La principal responsabilidad respecto a la educación en prisión
recae sobre el Estado a través de sus políticas de educación pública. Es
importante destacar que la mayoría de las personas que están en prisión han
tenido una infancia en condiciones desventajosas con problemas de drogas y aprendizaje.
Otros obstáculos externos pueden ser la ausencia de bibliotecas,
las largas listas de espera para acceder a los cursos, los recortes de
personal, lo cual supone la agrupación de alumnos con distintas capacidades en
una misma clase.
Los diversos grupos que están en prisión sufren además unos
obstáculos más específicos como aquellos presos con dificultad de aprendizaje
(20%-30% de la población reclusa), los niños que viven en prisión con sus
madres mantienen una ausencia de material didáctico y juguetes además de un deficiente
cuidado personal aunque la interacción social y las actividades lingüísticas son
a menudo de buena calidad.
Con todo esto, las organizaciones que luchan por los derechos
humanos están haciendo que muchos Estados, como Venezuela, Chile o Rusia, cambien sus
políticas de prisiones creando más programas, para hacer una integración real
de la población reclusa.
Realizado por Paula López Moreno y Lucía Montero Jiménez
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