El personal de las cárceles está
implicado en todas las actividades de los presos y por ello tienen una gran
importancia y repercusión en el funcionamiento del sistema, en los presos y en
sus actividades diarias.
El personal de las prisiones es,
básicamente, un personal administrativo, jurídico y de seguridad, pero apenas tienen funciones sociales o
educativas.
Se hace una distinción entre
“funcionarios de régimen” y “funcionarios de tratamiento”, y ésta es muy
rígida, sin apenas flexibilidad que permita realizar actividades al profesional
que está preparado y motivado, sino únicamente las que les corresponden.
También suele ocurrir que en numerosos centros no hay educadores o el número es
claramente insuficiente, además de que apenas cuentan con contacto directo con los reclusos.
Esto va a tener consecuencias
negativas, no sólo para el funcionario sino también para el preso. El preso va a proyectar en el
funcionario su necesidad de enfrentamiento con la institución como mecanismo de
defensa. El funcionario se ve obligado a
realizar unas tareas puramente regimentales. Se ve agredido y “mal visto” por
la población reclusa, con lo que va a terminar:
- “Pasando de todo”, limitándose a cumplir con su trabajo, sin ninguna implicación personal.
- Justificando su trabajo de “represor” y, por tanto, potenciándolo.
- Pudiendo caer en un estado depresivo que le crea profundos problemas personales y laborales.
- En algunos casos, siguiendo en la lucha hasta que consiguen “hacerse un hueco” en algún tipo de actividad que de sentido a su trabajo.
F. HERNÁNDEZ dice “…la relación entre
interno y funcionario se basa fundamentalmente en la desconfianza mutua, ya que
el funcionario en general se sitúa en la creencia de que el interno está
intentando permanentemente “engañar” de alguna manera al funcionario, y por
otro lado, el interno tiene la visión del funcionario como represor constante
de todas sus actividades”.
Para concluir, antes de plantearnos
programas para intentar la recuperación del preso, hemos de plantearnos la
recuperación de las propias prisiones, si es que es posible. (Jesús Valverde
Molina).
Valverde Molina, Jesús (“La cárcel y
sus consecuencias”).
Realizado
por: Beatriz Jiménez
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