martes, 10 de abril de 2012

Aspectos físicos de la propagación del SIDA y la situación de la enfermedad en prisión

Hay varias circunstancias que pueden influir en la propagación. En primer lugar la situación previa del preso: escaso desarrollo de hábitos de higiene, posible drogadicción previa que seguramente pueda haber mermado su salud, expectativas de futuro escasas etc…En segundo lugar el hacinamiento ya que las prisiones no están diseñadas para albergar a tantos presos y estos se ven obligados a compartir espacios  y utensilios (peines, cepillos, máquinas de afeitar) comunes durante muchas horas con el consiguiente peligro. La movilidad en las prisiones para los presos con varias causas pendientes hace que la enfermedad pueda trasmitirse de un centro a otro.

Según datos ofrecidos por algunas prisiones en torno al 10%  de la población reclusa padece SIDA. Con estos datos se puede decir con toda certeza que la cárcel es un lugar de riesgo ya que al preso no se le priva sólo de su libertad sino que de alguna forma se le expone al problema del SIDA.

Las personas portadoras de la enfermedad están desinformadas a cerca de lo que significa ser portador y de los riesgos que conlleva. Además se ha demostrado que muchos acaban “olvidando” su situación como defensa a la ansiedad que les provoca. Esta desinformación provoca miedo en el preso cuando se entera de la infección y ambas generan ansiedad.

Con todo lo comentado anteriormente podemos decir que cualquier programa que tienda a mejorar la situación del preso y a modificar la situación ambiental de la prisión es un programa de prevención del SIDA.

Miguel Ruiz de Arcaute

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